Bueno después del concierto de Peter Murphy, las aventuras de Toni y el etílico aniversario de El Golpe, nuestro Ramón, mi Ramón ha bajado al planeta tierra.
Estuvo el viernes en una rocambolesca despedida de soltero de un amigo suyo.
Ramón por si no lo sabéis es un “dolche vita” total, imaginaros la despedida.
Abogados, médicos, hijos de papa y algún amiguete currante que eso queda muy “cool”.
La imagen:
Veinte hombres metidos en un micro bus gritando y jadeando toda suerte de obscenidades, salidas de tono y alguna que otra sustancia prohibida.
Vamos que como todos los hombres, unos animales. Y en medio de toda esa jarana Ramón estático con su mirada perdida y sin decir ni pío.
Sobre las 22:00h esta horda de bárbaros desenfrenados y un Ramón cada vez más integrado, de vez en cuando vocifera “Queremos Reggeton” toman Puzol.
Atención, que hay capea. Unos machos cerriles y bebidos comienzan a sisear a un pobre becerro. Esa noche todos eran “Cordobeses”y más de uno rodó por el suelo.
Ramón que ya llevaba en ristre una buena colección de güisquis y cervezas empieza a reaccionar
-“Reggeton, reggeeeeton” o “vaca, vacaaaaaaa” fueron las dos únicas frases que mascullo en toda la capea.
4 AM Todos al autobús.
Próximo destino MAX un club de alterne muy de moda en estas “despedidas”.
Para entonces Ramón ya esta con los pies en el suelo. No para de jadear a sus compañeros de despedida animándoles a gritar misivas deportivas:”viva el Betiiiiiiiiis”musicales:”Reggetooooooon” o la archiconocida:”Ahí tus huevos capao” (refiriéndose al novio) provocando varias veces la carcajada etílica de sus compinches.
La horda hizo su entrada por todo lo alto el alcohol y otras sustancias habían causado su efecto. Como un gran falo gigante dispuesto a penetrar a la tórrida noche que se avecinaba.
Pero centrémonos en Ramón, 20 tíos totalmente desataos, tías semi desnudas ronroneando por el club…
Un Ramón histriónico perdido no para de gritar “Reggeeeeeetoooooon” mientras las chicas hacen un streeptease.
Hasta aquí todo bien, de pronto Ramón calla, una mano se alojaba en su entrepierna.
Una de las chicas del local se había fijado en el y estaba dispuesta a llevárselo al “cuarto oscuro”, para entonces Ramón ya estaba de vuelta hacia la estratosfera.
Demasiada adrenalina y la tocadita le pusieron muy nervioso.
Solución:” pues me vuelvo a las estrellas”.
Después de repetidos intentos por parte de la chica de llevarse al catre a Ramón, esta tuvo que desistir después de casi una hora de delirantes e inconexas conversaciones sin sentido ni lógica con nuestro protagonista. Las típicas idas de Ramón, contestando con monosílabos, mirando al techo o enzarzarse el solo un una estupida conversación sobre los acrílicos.
Pasadas las 7 AM Ramón se va.
A dormir y a las estrellas. Ya bajara cuando quiera, siempre estaré esperándole.